jueves, 28 de abril de 2011

Estoy envenenada


Estoy envenenada.
Vomitando gotas del elixir perfumado,
óleo secreto y ponzoñoso.
Dolor del recién nacido.

Mismos riesgos iguales intereses,
inundan la habitación de sombras.
La esencia se guarda y distribuye
gota a gota y sudor.

Tú has creado el recipiente del almizcle
en tu seno de agua.
Huye o perece en mi boca
escuchando los sonidos que empapan
las sábanas.

El viejo parto trae problemas
y sus llantos mudos
rompen la serenidad de la noche estival.

Se ha quebrado la salud que parecía de hierro
y ha abierto un boquete en el estómago
por donde se escapan las mil mariposas
que me andaban revoloteando.

Me has envenenado y tengo que vomitarte
Me has dado la luz y tengo que ocultarme
en la espesura oscura y lóbrega del olvido.

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